Los padres de todo el Reino Unido están soportando la violencia y las amenazas de sus hijos, pero tienen poca protección bajo las leyes actuales sobre violencia doméstica, advierte un nuevo informe.
El análisis, publicado por Community Care, destaca que el abuso entre padres e hijos (CPA, por sus siglas en inglés) es una de las formas más ocultas de abuso doméstico. Esto incluye patrones continuos de violencia, coerción y control por parte de niños y adolescentes contra padres y cuidadores, actos que infunden miedo, socavan la autoridad y desestabilizan la vida familiar.
Según el grupo de ayuda PEGS, las agresiones físicas, la humillación verbal, los daños a la propiedad y la manipulación financiera son comunes. El abuso a menudo comienza con ataques verbales alrededor de la adolescencia y puede escalar a amenazas y violencia física a medida que el niño crece.
Las investigaciones muestran que al menos el 40 por ciento de los casos no se denuncian, a menudo debido al miedo, la vergüenza o el estigma.
A pesar de su gravedad, la CPA no está reconocida en la Ley de Abuso Doméstico de 2021, que excluye a los perpetradores menores de 16 años. Como resultado, los padres no pueden acceder a avisos de protección contra abuso doméstico, órdenes de protección y servicios especializados para víctimas. En cambio, los casos a menudo se manejan conforme a las leyes de bienestar infantil y juvenil, que priorizan las necesidades del niño en lugar de la seguridad de los padres.
Los padres que buscan ayuda frecuentemente reportan que les dicen que son «demasiado amables» o «incapaces de establecer límites», mientras que la policía a menudo les aconseja «manejar la situación en casa», reforzando su silencio y poniendo a sus familias en riesgo.
Los expertos dicen que esta brecha en las leyes y políticas representa una «negligencia sistémica» y alimenta un ciclo de abuso intergeneracional. Piden al gobierno que reforme las leyes sobre violencia doméstica, desarrolle servicios informados sobre el trauma y capacite a profesionales de primera línea para reconocer a los padres como víctimas.
Sin una reforma, advierten los defensores, los padres seguirán enfrentando abusos a puertas cerradas con pocas esperanzas de protección o reconocimiento.




